A todos nos gusta lucir unos dientes lo más blancos posible, si bien, muchas veces por muy buena higiene que uno tenga, sus dientes se ven de un tono amarillento.
Es importante saber que el color más amarillento de los dientes no es sinónimo de que tengan algún problema, salvo en algunos casos concretos, donde se trata de afectaciones dentales que provocan cambios en la coloración de los mismos.
Lo que determina el color de los dientes, es la DENTINA (tono amarillento), ya que el esmalte es traslúcido, en función del grosor y la mineralización del esmalte, dejará que se perciba en mayor o menor media el color de la dentina. No todos los dientes tienen el mismo color en el mismo paciente, los caninos, al ser dientes con una capa de dentina más gruesa que el resto, suelen tener una coloración más oscura. Asimismo, el color no es uniforme en el mismo diente, siendo más claro en la parte incisal y más oscuro en la cervical (zona más próxima a la encía). Los dientes de leche, al tener una proporción de dentina mucho menor, son más blancos que los definitivos.
Con el paso de los años, el esmalte dental se va desgastando y cobra mayor protagonismo la parte interna del diente, que siempre es más amarillenta.
Todo lo dicho anteriormente es algo que no se ve influenciado por nuestros hábitos, si bien, estos van a tener una importancia relevante. Existen bebidas y alimentos que afectan al color de los dientes, como el café, el vino, el té y los cítricos, que debido a su acidez, provocan una erosión del esmalte que favorece que se vea más el tono de la dentina.
No nos podemos olvidar del tabaco, que además de ser muy perjudicial para la salud, es una de las principales sustancias que provocan el oscurecimiento de los dientes.