La palabra afta significa “quemadura”. La lesión elemental es una úlcera dolorosa, que viene precedida por un pequeño eritema (enrojecimiento). Es un proceso que suele recidivar.
Afecta a un 20% de la población. Si un paciente ha tenido aftas en alguna ocasión, es altamente probable que a lo largo del tiempo, se repitan episodios similares.
La causa es desconocida, aunque se asocia su aparición con diferentes estados de salud del individuo y determinadas situaciones que detallamos a continuación.
- Alteraciones hormonales: con frecuencia se han relacionado las aftas con el ciclo menstrual, los cambios hormonales que se producen, provocarían un aumento de la fragilidad del epitelio oral.
- Estrés: en personas con predisposición a padecer aftas, las situaciones de gran tensión emocional, pueden actuar como desencadenante.
- Tabaco: en los pacientes fumadores, la incidencia de aftas será menor debido a la mayor queratinización del epitelio.
- Alteraciones digestivas: las aftas pueden ser la primera y a veces la única manifestación de algunas enteropatías. En los pacientes celíacos, pueden aparecer aftas orales que mejorarán al eliminar el gluten de la dieta.
- Traumatismos: como la inyección de la anestesia, cepillado brusco, cepillos muy fuertes, etc.
- Hipersensibilidad a determinados alimentos: algunos pacientes presentan una relación causa-efecto con la ingesta de determinados productos y la aparición de aftas. Algunos de estos alimentos son: nueces, chocolate, queso, vinagre, marisco, soja, etc.
Clínicamente son lesiones muy dolorosas, que conllevan pérdida de sustancia y curan sin dejar cicatriz residual.
El tratamiento consiste en la aplicación de productos antisépticos de acción local, tanto en forma de gel, como de colutorio. Es importante evitar bebidas y alimentos ácidos o picantes que incrementen el dolor.