Las carillas no son para siempre y aunque pueden permanecer adheridas veinte o más años, a lo mejor no es con la suficiente calidad estética por lo que habría que proceder a su restauración o incluso a la sustitución de las mismas.
Por otra parte, la posible retirada de las encías con el tiempo, es muy variable de unos individuos a otros y no solo tiene que ver con el biótopo gingival, si no además con la higiene y los hábitos de cepillados de cada paciente. De todas formas una discreta recesión de la encía sobre los dientes portadores de carillas de porcelana puede pasar desapercibida durante bastante tiempo y no obligar necesariamente a la sustitución de las carillas. Incluso algunas veces, podrá intentarse la reparación de estas recesiones mediante la utilización de composites estéticos.
La duración de las carillas dentales en boca durante largos años con una apariencia estética aceptable, no deja de ser un hecho sorprendente. Pensemos que los cambios de temperatura pueden oscilar entre 0º y 50º grados (un helado, seguido de un café) y también en las mil y una sustancias químicas tan variadas que introducimos en nuestras bocas constantemente. Conviene comentar finalmente que las carillas dentales de porcelana se comportan muy bien en otros aspectos siendo las posibilidades de fractura o descementación realmente escasas, y no llegando ni siquiera al 3% en nuestra experiencia de muchos años.
De todas formas, las carillas y fundas de porcelana tampoco se libran de un cambio necesario al cabo de muchos años aunque no precisamente porque cambien de color, que no lo hacen, si no porque a medida que cumplimos años, el límite de las encías puede variar más o menos haciendo que en algunos casos se imponga la necesidad de su sustitución. Claro que esto sucede mucho más tarde que con las carillas de composite.
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