Cepillo eléctrico vs. Cepillo manual

Se entiende como cepillado dental eficaz, la eliminación mecánica de la placa dental supragingival y subgingivall (sulcular o crevicular), llevada […]

Se entiende como cepillado dental eficaz, la eliminación mecánica de la placa dental supragingival y subgingivall (sulcular o crevicular), llevada a cabo en el ámbito doméstico por el paciente.

Es una práctica que se incluye entre las normas higiénicas consideradas socialmente como imprescindibles. Involucra el compromiso de las tres áreas de la conducta:

  • Área cognitiva: conocimiento por parte del paciente de los riesgos asociados a un cepillado deficiente.
  • Área procedimental: incorporación de un hábito correcto.
  • Área actitudinal: motivación y conducta adecuada del paciente.

Desde la antigüedad se utilizaban dispositivos mecánicos para la eliminación de la placa dental. Las referencias más antiguas acerca de los cepillos dentales similares a los que se emplean en la actualidad, se remontan hacia el año 1600 AC en China. Aparecieron de manera masiva en el mundo occidental en la primera década del siglo XX.

El cepillo dental ha de adaptarse en tamaño y forma a las necesidades específicas de cada paciente.

Como las principales áreas que alojan la placa dental son la lengua y la zona del diente próxima a la encía, lo mejor será un cepillo adaptable que no lesione los tejidos blandos.

Se renovarán cada 2-3 meses debido al desgaste y a la colonización bacteriana que sufren.

Filamentos con punta redondeada para evitar laceraciones en los tejidos blandos.

¿Cómo funciona un cepillo eléctrico?

Una de las principales características es que los cepillos eléctricos tienen la capacidad no sólo de girar, sino que además se mueven hacia delante y atrás, lo que facilita una remoción más efectiva de la placa.

Hacen un número de movimientos por minuto superior al que podemos hacer con un cepillo manual, y se acompaña de movimientos vibratorios.

Los hay con sensores de presión que ayudan a evitar lesiones en los tejidos y el diente, por exceso de presión durante el cepillado.

Los cabezales han de cambiarse cada 2-3 meses ya que sufren desgaste perdiendo efectividad con el uso.

Es recomendable en aquellos pacientes que no son capaces de realizar un buen trabajo con el cepillo manual.  Su cabezal más pequeño permite un mejor acceso a zonas difíciles.

Los estudios indican que los cepillos eléctricos, cuyas cerdas giran juntas en una dirección y luego rotan en la dirección contraria (rotación-oscilación), serán más efectivos que aquellos que solo giran en una dirección.

En otros estudios comparativos se expone que los cepillos eléctricos con movimientos de rotación-oscilación, eliminaron la placa y redujeron la gingivitis de forma más efectiva a medio plazo, así como un menor índice de lesiones traumáticas en los tejidos blandos y en el propio diente.

Por lo tanto, podemos concluir que el uso del cepillo eléctrico nos ayudará a alcanzar un nivel de higiene óptimo, siempre y cuando lo utilicemos de forma correcta. No obstante, el mismo nivel de limpieza se puede alcanzar utilizando un cepillo manual, pero requiere una técnica más meticulosa y a veces más complicada para el paciente que usando el cepillo eléctrico. Son dos herramientas diseñadas para el mismo fin, pero que requieren diferente nivel de esfuerzo por parte del paciente para lograr el mismo resultado.

Independientemente de las ventajas de unos y otros, el mejor cepillo que podemos comprar es aquel que realmente vayamos a usar. Los pacientes bien motivados e instruidos deberían lograr un buen nivel de higiene oral con los elementos disponibles en la actualidad. 

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