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Es una práctica que forma parte del tratamiento de la enfermedad periodontal. Conocida comúnmente como piorrea, la enfermedad periodontal causa daños irreversibles en nuestros dientes y encías. La antesala de la periodontitis es la inflamación de la encía (gingivitis), si este cuadro inicial no se trata, irá afectando no sólo a la encía, sino también al hueso de soporte del diente.
Este tipo de manifestaciones son más frecuentes en la dentición de leche, que en el proceso eruptivo de los dientes definitivos.
A todos nos gusta lucir unos dientes lo más blancos posible, si bien, muchas veces por muy buena higiene que uno tenga, sus dientes se ven de un tono amarillento.
En condiciones normales, la dentina, capa más interna del diente (la que rodea al nervio), está cubierta por el esmalte. Con el tiempo, el recubrimiento de esmalte puede hacerse más fino, proporcionando así menos protección. La retracción de la encía también puede dejar zonas de dentina radicular expuesta.